Creo que estaría de más mencionar a estas alturas lo que Lara Croft significa para toda la comunidad de jugones que a día de hoy siguen disfrutando de los videojuegos desde la ya anciana PS One. La joven arqueóloga se alzó por méritos propios como uno de los iconos del mundo de las consolas al ofrecer un juego fresco e innovador en mayúsculas. Hasta la aparición del primer Tomb Raider, la mera idea de pasearse por un entorno 3D tan detallado, saltar, buscar ítems, luchar contra un T-Rex entre otras cosas era poco menos que inimaginable. Lara consiguió demostrar, no solo que una mujer era tan capaz o más que cualquier hombre, sino que se podía crear un juego de esas características cambiando para siempre la concepción que teníamos de las aventuras.
Y para muestra, un botón. Uno de los iconos de la nueva generación de consolas, Nathan Drake , protagonista de Uncharted, se inspiró en gran medida en saqueadores de tumbas tales como Lara Croft o el mismísimo Indiana Jones. Aunque Uncharted depuró la fórmula que hizo famosa a Lara para adaptarla a las nuevas prestaciones de PS3 y es ahora el nuevo juego de la arqueóloga el que en mayor o menor medida copia la fórmula que Drake nos trajo, ya inspirado antes por Lara. Pero aquí lo que importa no es quién copia a quién sino lo buenos y divertidos que son ambos juegos.
