La familia Belmont son una estirpe de cazadores de vampiros, y a Simon Belmont le ha tocado la difícil tarea de eliminar al vampiro más peligroso de todos: Drácula. Y a nosotros nos tocará acompañarle durante toda la aventura, y creedme, no va a ser un camino de rosas.
En los lejanos tiempos de la NES, la mayor parte de los juegos centraban la acción en una sola pantalla, clásicos como Tetris, Donkey Kong o el mismísimo Mario Bros. Tenían varios niveles, sí, pero todos ellos eran sobre una pantalla fija, para pasar a la siguiente tras completar el desafío. Castlevania fue uno de los juegos que cambiaron eso. Ahora teníamos un cartucho que nos ofrecía hasta 18 niveles en los que había que avanzar saltando, derrotando enemigos con la ayuda de nuestro inseparable látigo y recolectando poder y armas para poder tener siquiera una oportunidad de no caer bajo las garras de los temibles jefes finales que nos esperaban al final de cada fase.
Porque si hay algo que se puede decir de Castlevania es que era difícil, muy difícil. Puede que no tuviese un ritmo tan frenético como el de Ninja Gaiden pero era igual o incluso más desafiante. Al igual que en el juego del Ninja, al más mínimo golpe nos impulsaba hacia atrás, y casi siempre había un agujero por el que nos precipitábamos viendo nuestra vida reducirse a cero. La mayor parte del tiempo moriremos por caídas fuera del nivel, y eso a la larga llega a ser frustrante. No hay nada peor que llegar al final del nivel actual y caer por un agujero justo antes del jefe de zona. Y si además es tu última vida, entonces tus mandos corren peligro de ser estampados contra el suelo. Por suerte el juego tiene continuaciones ilimitadas así que mientras no apagues la consola, volverás al principio de la zona cada vez que pierdas todas tus vidas.
Gráficamente el juego cumplía a la perfección para los estándares de la NES. Tenía muchos detalles interesantes como murciélagos emergiendo de distintas zonas del fondo y una variedad de colores que lo hacía bastante agradable a la vista. El personaje se movía bien, pero daba la sensación de que cojeaba cuando caminaba. Y también existe el problema de que si quieres saltar hacia delante, debes pulsar con mucha precisión la dirección junto al botón de salto. Si pulsas la dirección un segundo tarde, Simon saltará hacia arriba, y si tienes una plataforma móvil bajo tus pies e intentabas esquivar un obstáculo, acabarás en el fondo del abismo.
En este juego hay que cambiar un poco el chip respecto a otras aventuras o plataformas, sobre todo si lo jugamos a día de hoy que ya tenemos unos estándares mas o menos fijados. Durante los niveles encontraremos candelabros colgados de las paredes que, al latigearlos, nos darán, entre otras cosas, corazones. Pero dichos corazones no restaurarán nuestra vida, sino nuestro poder para usar las armas secundarias. La vida la recuperamos con trozos de carne asada que está enterrada por las paredes, así que más vale memorizar dónde están porque no abundan, y si hay algo necesario en este juego, son las curaciones.
Este es un juego que recomiendo sin dudarlo un segundo. Puede que eche para atrás a muchos jugadores de hoy que están acostumbrados a los gráficos modernos, pero para los que no les importe eso, encontrarán una aventura desafiante pero divertida y adictiva. Es uno de esos juegos que aunque te matan sin parar, volverás a jugarlo al día siguiente y al otro hasta acabarlo. Sin duda es mi juego favorito de NES, seguido muy de cerca por Ninja Gaiden, pero de eso ya hablaremos en otra ocasión.
Xavi Ruiz para Players 2K
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