Ni No Kuni es magia. Un compendio de elementos del mejor rol clásico y una pizca del moderno para engendrar una pieza única a la que sólo le falta el toque del estudio Ghibli para erigirse como el mayor representante de los JRPG de los últimos tiempos. Todo en Ni No Kuni está mimado y cuidado hasta el extremo, ofreciendo una experiencia completa y muy satisfactoria para los que añoraban los tiempos en los que jugar a un jrpg significaba perderse en un mapeado inacabable explorando hasta el último rincón.
Solo hace falta empezar a jugar para darse cuenta del esmero al que Namco-Bandai y el estudio Ghibli han sometido a la criatura, dando lugar a preciosas escenas de animación de la calidad a la que el estudio japonés no tienen acostumbrados. Así, la animación y el motor del juego se combinan e intercalan para ofrecernos una narrativa absolutamente fluida y con todo lujo de detalle.
En cuanto al sistema de batalla no serán turnos clásicos sino un sistema parecido al de Xenoblade Chronicles o FFXII. Podemos elegir si luchará Oliver o cualquiera de sus únimos, criaturas que iremos encontrando a lo largo del juego que se unirán a nosotros para prestarnos sus habilidades de combate. Sea cual sea nuestra elección, el personaje que controlemos durante la batalla atacará solo al objetivo, previa orden nuestra, y nosotros solo lo moveremos por el terreno o elegiremos qué habilidades especiales debe llevar a cabo. Otro aspecto importante es la defensa, ya que somos nosotros los encargados de ordenar al únimo (o a Oliver) que se defienda cuando el enemigo se prepara para liberar su ataque más devastador. Puede parecer un sistema sencillo, y de hecho lo es, pero cuando los combates se complican pueden llegar a ser todo un desafío. No pararás de defender, curar, cambiar de únimo... A lo que hay que añadir que los únimos se cansan y necesitan ser relevados cada cierto tiempo.
Así, el factor coleccionismo se sube al carro de virtudes para ofrecer una cantidad bastante elevada de únimos que podemos añadir a nuestras filas. Los primeros se unirán a nosotros por historia, pero más adelante podremos capturarlos si se cumplen ciertas condiciones durante los combates así que seguramente pierdas horas buscando más de estas criaturas para hacerlas evolucionar. Porque, sí, los únimos evolucionan y como si de Pokémon se tratara, cada uno tiene tres formas y necesitan un nivel determinado para cambiar, aunque por suerte, en Ni No Kuni, todos los únimos que lleves en tu equipo ganarán la misma cantidad de experiencia participen o no en el combate, pero esto es un arma de doble filo ya que la vida y magia de Oliver también se comparte entre todos así que ya no sirve la estrategia de exprimir a uno hasta que esté al límite para sustituirlo por otro porque todos tendrán la misma cantidad de puntos de salud.
Con esto, los combates ganan en profundidad y nos mantienen en atención constante hasta que se acaban.
Otro apartado importante es la música, deliciosamente interpretada por la orquesta filarmonica de Tokio.
Ya desde el tema del menú inicial se aprecia el majestuoso trabajo realizado por los expertos músicos que han acabado de perfilar el factor mágico que baña la obra de Namco-Bandai. Todo, desde el apartado gráfico, pasando por la música, la duración e incluso las múltiples misiones secundarias harán que ames el juego si eres aficionado a los jrpgs de antaño y sobre todo a las películas de Ghibli. Una compra más que obligada si eres usuario de PS3. Pocos juegos desprenden esa fragancia de obra maestra de la que hace gala Ni No Kuni.
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