Hasta hoy han habido muchos juegos de espionaje e infiltración, pero como todo el mundo sabe solo hay uno que se ha erigido como el rey indiscutible de este género. Estoy hablando de la saga Metal Gear Solid, la cual se ha ganado por derecho propio ostentar dicho título. Pero con el tiempo llegó un nuevo juego, uno que venía para reclamar su trozo del pastel, uno que demostraría que no todo estaba dicho en el género, uno que venía para quedarse. Splinter Cell nos demostró que no era necesario en absoluto copiar las bases que con tanto acierto había sentado Snake para tener éxito como juego de infiltración. Con su propio estilo, fresco y dinámico, y sus gráficos, espectaculares como pocos y con un uso de la iluminación y las sombras nunca antes visto, logró encandilar a todo el mundo que lo probó pensando que aquello no era más que un pobre intento de copiar a Metal Gear.
No por ser del mismo género tienen que ser iguales, y eso es algo que nos quedó claro tras la primera partida. Splinter Cell nos obligaba a buscar una manera inteligente y realista de pasar por los escenarios y por lo general, buscar el combate abierto era una mala idea. Sam Fisher, el protagonista, es humano y por lo tanto no puede cargar con un arsenal de armas y también caerá con recibir unos pocos disparos. Y esa es la clave del juego, pensar detenidamente cómo afrontar cada situación, fijarse en cada detalle del escenario para comprobar si disparando a aquella bombilla conseguiremos un trozo de sombra que será clave para aturdir por la espalda a un soldado cercano. O quizá sea mejor trepar por una tubería que a priori parecía un elemento decorativo y luego seguir por la cornisa para dejarnos caer sobre la cabeza del descuidado guardia. Y por supuesto siempre nos quedará la opción de utilizar objetos como botellas para lanzarlas y distraer a los guardias para pasar sin nisiquiera tocarlos.
En el apartado gráfico, Splinter Cell cumple más que de sobra, y más para la época en la que salió. Era impresionante ver cómo la primera Xbox movía con soltura unos gráficos de ese calibre, aunque es sabido que la máquina de Microsoft tenía potencia de sobra no dejaba de resultar alucinante esa utilización de la iluminación sobre un Sam Fisher tan bien modelado y que lucía tantos movimientos y tan bien recreados.
Y no solo eso, también los escenarios tenían un diseño inteligente y ofrecían varias maneras de solucionar cada una de las situaciones. Los guardias que se interponían entre nosotros y el fin de los niveles son otro elemento a tener en cuenta ya que no nos pondrán las cosas fáciles, y en más de una ocasión, no repetirán su comportamiento de una partida a otra, no será extraño encontrarnos con una situación que sabíamos solucionar y que de repente el guardia se gira y nos descubre, o cambia de ruta porque ha oído un disparo que nosotros creíamos que no oiría.
Muy Chulo este juego :)
ResponderEliminarUna cosa, no se si te interesará, pero tambien hay un juego pero hecho por Capcom que se llama: Phoenix Wright, un juego de abogados que no es mas que defender a un cliente, sino mucho mas.
Gracias :)
EliminarSí, por supuesto que conozco Phoenix Wright pero no es mi estilo de juego. Se ve interesante pero no es para mí.
Gracias por la recomendación de todos modos ;)
Un saludo.